Escrito por Aurelia Mailat – Trabajadora social

Los seres humanos no somos conscientes del poder que tenemos, nos pasamos la vida analizando, interpretando, planificando, anticipando… todo lo que esté en nuestras manos para no sentir, lo haremos.

Vivimos anestesiados, somos capaces de ver las noticias y seguir comiendo, de pasear mirando sin ver, de seguir buscando alternativas que apaguen nuestro dolor, lo repriman y lo congelen, todo para no sentir.

Aquí os traigo un trocito de “mi sentir” comenzaré narrando el cuento de barba a azul a mi manera y de forma resumida (si os aparece conocer la historia más en profundidad os recomiendo “Mujeres que corren con los lobos” de Clarissa Pinkola) es un cuento que nos traslada a lo que nos ocurre a todas y todos, todos somos presas de nuestras trampas mentales, ataduras que nos hacen caer en experiencias, en hoyos, en agujeros, en la oscuridad.

Me sorprende ver como todos nos culpamos por caer en esas trampas, nos culpamos por pasar tiempo en el dolor, por vernos limitados, por sentir que no valemos, que no somos funcionales y que incluso nuestra vida no tiene sentido, cuando el dolor llega todo se inunda y se contagia ¿y qué hacemos? Culparnos, echarle más dolor al dolor, y todo porque nadie nos ha enseñado a sufrir y a poder autgestionarnos esa herida que duele y desgarra.

¿Pensáis que el dolor se calma con rechazo, odio, miedo y culpa? No parece muy lógico, pero es un sistema aprendido en esta sociedad, se supone que cada uno se tiene que hacer cargo de su dolor, si sientes dolor come, si sientes dolor fuma, medita, haz yoga, deja el trabajo, deja a tu pareja, aléjate de tu familia… el único recurso somos nosotros mismos, pero la mente puede decirte que hagas que hagas y que hagas… de nuevo hacer para no sentir, ¿y si empezamos por dejar de hacer?

El cuento del que voy a hablar y el que pretendo llevar a nuestra generación, a nuestro aquí y ahora, es algo parecido a lo contado, nuestros protagonistas se van a ver embaucados en miles de trampas mentales, donde la intuición, el olfato, en sentir y la escucha de nuestros antepasados se quedan totalmente fuera de los recursos que puedan tener.

Ahí va:

Todos conocemos el cuento de Barba Azul, un poderoso hombre que callo en su propia trampa, se cuentan en varios libro literarios que Barba Azul era un conde poderoso que vivía en un poblado donde no tenía buena reputación, tal vez era por su barba azul, tan azul como el oscuro hielo del lago o quizás porque la intuición y el sentido del olfato de las personas del poblado lo delataban.

Un buen día barba azul conoció a tres hermanas, comenzó a hablarles de forma amable y simpática, las hermanas se cuestionaban la mala fama de barba azul “tal vez no será tan malo como cuentan”, Barba Azul les invitó a un festín lleno de comida y diversos placeres, las hermanas aceptaron, sabían que si acudían unidas las tres nada malo podía ocurrirles, al fin y al cabo tres son más fuertes que uno ¿no?

Cuando llegaron al palacio de Barba Azul observaron toda su riqueza, la menor de las hermanas se quedó sombrada, algo le decía que si se casaba con aquel hombre que no parecía tan malo su vida estaría resulta, Barba Azul que detectó aquella sonrisa inocente de la menor de las hermanas comenzó a tener un amable y especial trato con ella.

Cuando la menor decidió contarle a sus hermanas lo que le hacía sentir aquel hombre y los planes que tenía con él, las hermanas le avisaron diciéndole que no les parecía adecuado para ella, pero la menor tomo su decisión y se casó con Barba Azul.

Los primeros meses fueron esplendidos, se cuidaban mutuamente, se respetaban, se amaban… pero llego un día en el que Barba Azul tenía que marchar de viaje, dado que una tía suya había fallecido, le dijo a su mujer:

“Querida, tengo que marchar, en mi ausencia puedes hacer lo que desees, llama a tus hermanas, prepara un festín, te dejare todo mi juego de llaves para que dispongas de todo el palacio para ti, pero hay una llave que no debes usar, puedes usarlas o todas menos esta llave pequeña y amarilla de aquí, ¿comprendes?”

La mujer le contestó firmemente diciéndole que no se preocupara que todo iba a ir bien.

Cuando barba azul salió galopando con su caballo, la mujer llamo a sus hermanas y las invitó al palacio:

-Hermanas podemos hacer lo que deseemos en este palacio, 
únicamente no podemos usar esta llave, lo demás es nuestro.

Las hermanas le propusieron un juego:

-Vamos a buscar la puerta que abre la llave prohibida a 
ver quién la descubre antes.

Buscaron en la primera planta, en la segunda, hasta que bajaron al desván, en aquel sitio oscuro y húmedo se encontraba una puerta pequeña, lo descubrió la menor de las hermanas, al estar las tres ahí enfrente de la puerta decidieron abrirla, cuando la abrieron se encontraron con cadáveres de mujeres asesinadas que gritaban canciones de terror desconsoladas, cerraron rápidamente la puerta sin querer ver lo que había ahí dentro.

Las hermanas se marcharon asustadas dejando a la menor al cargo de la situación, cuando cerro esta la puerta y saco la llave, la llave no paraba de llorar gotas de sangre, la mujer con todos sus recursos intentaba limpiarla, subió a la cocina intento limpiarla con todo tipo de productos, pero nada, seguía llorando.

A lo lejos se escuchaban las pisadas del caballo de barba azul, ya estaba volviendo, la mujer decidió esconder la llave en un armario y salir a saludar a su esposo, se convencía de que todo era una pesadilla, todo esto va a pasar…

Cuando Barba Azul llego y le pidió las llaves a su esposa, esta se las dio comentándole que todo había ido bien, barba azul se dio cuenta de que faltaba la llave y le dijo a la mujer:

-¿Dónde está a llave mujer?
-No se mi señor, la he perdido…
-No me mientas, dime dónde está mi llave
-No se señor no me acuerdo…

Barba Azul observo como un charco de sangre rodeaba el armario y le comentó:

-Bien señora mía, ahora te toca a ti…

La mujer de rodillas en el suelo en llanto, le pido a barba azul que le dejara un último rezo, un último rezo para poder morir en paz

Barba Azul le dijo que le daba tres minutos y después la mataría.

La mujer corrió al lugar más seguro del castillo, la azotea, se quedó ahí acurrucada en un esquina planificando, planeando cómo salir de ahí, pensaba en salir corriendo, pensaba en llamar a sus hermanas, pensaba… pensaba… mientras ella pensaba barba azul la buscaba.. Mientras ella pensaba, la vida de nuevo pasaba… Mientras ella pensaba no se permitía de nuevo, el sentir, el sentir miedo y correr, el sentir ansiedad y defenderse… he aquí la gran pregunta ¿cómo salir de esa trampa mental?

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