Escrito por Norwin Vega Talavera – Psicólogo sanitario

“Nunca pensé que lo peor de hacerse mayor sería la soledad”

Al hablar de soledad normalmente atendemos a su carácter negativo.

La frase anterior podría expresar la importancia de no sentirse solo, de tener con quien compartir la vida. Actualmente la soledad no es una cuestión exclusiva de personas mayores como más adelante veremos en el llamativo síndrome de Hikikomori.

La soledad tiene una función adaptativa. Cuando presenta su carácter negativo puede llegar a anular totalmente a quien la siente. No obstante, no siempre es negativa, se puede disfrutar y tener una función positiva en nuestra vida diaria o en momentos importantes donde es necesaria.

Antes atenderemos a unos conceptos clave para comprender un poco mejor el sentimiento de soledad.

  • Temporalidad

La funcionalidad de este sentimiento viene determinada por el tiempo en el que es necesario. Es decir, al igual que todas las emociones tiene un tiempo y unas situaciones en las que su aparición es necesaria pero, si se prolonga fuera de la situación donde se enmarca, este sentimiento se vuelve disfuncional. Así, ante una ruptura sentimental, el aislamiento parcial es una reacción normal, no obstante, prolongar este aislamiento más allá del tiempo necesario para aceptar la situación genera un mayor malestar e incluso agrava la situación.

  • Elección

En el carácter positivo de la soledad, estos momentos se eligen con intención de disfrutar de tiempo para nosotros mismos. En el carácter funcional es, en ocasiones, elegida. En otras, como reacción natural, el mismo sentimiento lleva al aislamiento (por ejemplo: un duelo). Cuando no es elegida, sino que responde a situaciones donde la soledad es “obligada”, entonces aparece el carácter negativo y disfuncional.

  • Compartir

Compartir nuestro mundo, nuestros intereses, nuestros objetivos, ilusiones, tristezas, nuestra alegría, compartir y colaborar. Disfrutar de los demás, contar con los demás, confiar en los otros, en definitiva, las relaciones con los demás, diferencia la soledad física de la soledad de sentimiento.

Soledad positiva

“Soledad: Un instante de plenitud” – Michel de Montaigne

En los siguientes párrafos veremos cómo la soledad tiene muchos aspectos positivos:

  • Creativa:

Disfrutar

Leer, escribir, escuchar la música preferida, darse una ducha relajante, meditar, son momentos para uno mismo, sin mayor distracción que esa actividad placentera que se va a realizar: “ese momento para mí”.

Reflexión

En ocasiones se necesita un tiempo para poder reflexionar sobre algo que está aconteciendo en nuestras vidas. Reflexionar y tomar en cuenta las posibles soluciones, lejos de la opinión de los demás, ya sean para ayudar o que nos puedan hacer dudar, el tomar un tiempo para reflexionar uno mismo nos permite, a fin de cuentas, ser capaces de tomar nuestras propias decisiones. Reflexiona, se consciente de la situación, de lo ya vivido y de los objetivos o el camino que quieres seguir.

Creatividad

El tiempo para estar solo facilita el proceso de creación ya que se juntan los dos tipos de soledad anteriores; el de disfrute, sobre cuestiones centradas en el ámbito de la creatividad; y el de reflexión creativa, haciendo acopio de recursos centrados en el gusto de generar, tanto a nivel intelectual cómo material, no ya de gestión o aceptación de situaciones problemáticas o resolución de problemas y dificultades.

  • Funcional:

Estados anímicos

Pondremos el ejemplo de un duelo o una pérdida a causa de una ruptura sentimental. En ese momento la reacción natural es el recogimiento, puesto que el sistema necesita un tiempo para asimilar a nivel emocional y cognitivo, la pérdida. En este caso, se deben permitir esos instantes de soledad para gestionar la situación, siendo importante que se combine con el mantenimiento de actividades habituales en la vida de la persona. Es decir, que se pueda disponer de tiempo para uno mismo a la vez que la vida sigue, sin renunciar a las relaciones y quehaceres que forman parte del individuo. En este caso, si el aislamiento incrementase y/o perdurase demasiado tiempo, podría llevar a un problema más grave.

Concentración de rendimiento

Hay situaciones, como por ejemplo preparar unas oposiciones, en las que las personas deben reducir sus relaciones interpersonales para lograr un objetivo a largo plazo. En este caso, ese aislamiento es voluntario y necesario para poder alcanzar dichos objetivos. No obstante, poco a poco la falta de contacto social mella en la persona, quien debido a las muchas horas que pasa en aislamiento, termina sintiéndose sola. Pese a ello, este tipo de soledad resulta positiva, debido a que sirve a un fin y es elegida por la persona, aun con la característica de ser muy prolongada en el tiempo.

Formas de llegar a la soledad no patológica

  • Familia

Aunque resulte paradójico, puesto que familia es un concepto que parece contrario a soledad, en ocasiones puede conducir a este sentimiento.

La crianza y sacar una familia adelante requiere muchos recursos, tanto emocionales, cognitivos físicos, económicos y de tiempo. Con el tiempo, progresivamente la dedicación a la familia puede ir aislando a uno de los miembros o a los dos, ya sea por cuestiones de horarios o por otras razones de relación de manera que esa misma dedicación en exclusiva reduce drásticamente las relaciones interpersonales y los momentos de soledad recreativa necesarios para cualquier persona. Progresivamente el cansancio físico, la falta de comprensión en las relaciones y la imposibilidad de encontrar tiempo para uno mismo y para relacionarse hace aparecer la sensación de estar solo, alimentada por el cansancio y la dedicación. Cuando se es consciente del problema, se hace visible que la capacidad para restablecer relaciones antiguas o hacer otras nuevas, es decir, las habilidades sociales, se han visto mermadas debido a que la situación se ha mantenido demasiado tiempo.

Otra situación es la que se da en personas que han de hacerse cargo de familiares dependientes. Si no se tiene el apoyo adecuado, la dedicación a los cuidados puede ser a tiempo completo, con lo que de nuevo la red de relaciones sociales y la frecuencia de las interacciones se reducen drásticamente, aumentando la sensación de aislamiento. Si la situación se prolonga en el tiempo los recursos se agotan y la sensación de soledad aumenta debido a la percepción de falta de apoyo.

  • Cambio de residencia

Cuando por diferentes motivos se da un cambio de residencia, la red social desaparece. No totalmente gracias a los medios de comunicación, pero sí de manera física. En estos casos aparece la sensación de soledad a causa del aislamiento derivado de la situación, en la que se debe poco a poco ir creando un nuevo entorno social con el que poder desarrollar una vida de relaciones interpersonales sana y activa. Si este estado se prolonga en el tiempo, la sensación de soledad aumenta ya que se recurre al entorno que se ha perdido siendo cada vez más consciente de su lejanía.

  • Falta de estímulos

Este sentimiento de soledad llega cuando el entorno de la persona no le resulta suficientemente estimulante. Se puede incluir en este apartado a la familia. En este caso sucede el fenómeno del “compañero de piso” que es cuando la pareja no genera ningún tipo de interés por compartir más que la rutina establecida. Si esto se sucede también con el entorno social, amigos, compañeros de trabajo, el disfrute por compartir se reduce y lleva a la persona a la búsqueda de nuevas relaciones en el mejor de los casos y a la falta de motivación por relacionarse con su entorno. La rutina en las conversaciones y la falta de novedad transforman a los demás en estímulos poco interesantes.

  • Discusiones

Cuando hay discusiones entre dos miembros de un grupo social amplio, familia, amigos, compañeros de trabajo en el que los demás integrantes toman parte por uno de los afectados, la parte incomprendida se siente traicionada y aislada de su entorno social con la consiguiente pérdida de confianza en nuevas amistades: si estas personas en quien yo confiaba me han traicionado, ¿en quién voy a confiar? De esta forma se reducen las relaciones sociales y aumenta el aislamiento.

Soledad y patología

En este apartado veremos cómo se relaciona la soledad con dos patologías muy comunes en la sociedad. Así la fobia social no se explicar´s sino que se expondrá el síndrome de Hikikomori que proviene de Japón, que es la máxima expresión del aislamiento.

  • Soledad y depresión

Una de las reacciones en depresión es la renuncia a aquellas situaciones que resultan placenteras, entre ellas a las relaciones interpersonales llevando a un aislamiento físico y emocional. Por otra parte, se pierden las consecuencias positivas derivadas de compartir y disfrutar del entorno. La evitación del contacto social puede tener una función adaptativa en un principio, pero si el aislamiento se mantiene en el tiempo y aumenta, el propio problema se retroalimenta dejando a la persona sola con su sufrimiento y la sensación de incomprensión por parte de los demás.

  • Soledad y ansiedad

En la ansiedad en un principio no hay una renuncia a disfrutar de las actividades, sino que el propio malestar de los síntomas y sobre todo si se generalizan a muchas situaciones hace que estas actividades dejen de ser placenteras y se asocien al malestar, a las sensaciones y pensamientos desagradables.

Evitando  esas situaciones la persona comienza a aislarse y a reducir sus interacciones sociales, en ocasiones por vergüenza de presentar los síntomas en situaciones sociales.
Poco a poco sucede el aislamiento reducido a un círculo pequeño de su entorno con el cual normalmente comparte su malestar.

  • Soledad y fobia social

Fobia social: el Síndrome de Hikikomori.

Hikikomori: literalmente “apartarse, estar recluido” (aislamiento social agudo).Ante la presión exterior, reaccionan con un aislamiento social completo, ven la televisión o juegan al ordenador. La mayoría tienen contacto con el mundo exterior mediante la tele o los videojuegos online.

La falta de contacto social y el aislamiento prolongado tienen efecto en la mentalidad, con pérdida de habilidades sociales y referentes, a menudo la televisión y los videojuegos se convierten en su marco de referencia.

Este síndrome es una de las patologías más extremas en términos de aislamiento social. No es un aislamiento voluntario positivo ya que estas personas lo hacen para evitar la ansiedad y presión social.

Cómo disfrutar de la soledad

  • Grupos, asociaciones

El ser humano es social por naturaleza. Es cierto que hay quien es más dado a estar solo y hay quien le gusta estar rodeado de otros la mayor parte del tiempo. Lo cierto es que para evolucionar, las personas lo hemos hecho colaborando unos con otros y creando sociedades.

Las asociaciones, en este caso AFDA o cualquier otra asociación que sea del interés de una persona proporcionan la posibilidad de hacer nuevas relaciones, son entornos sociales donde poder compartir parte de nuestras experiencias y conocer nuevos entornos sociales. El seguir conociendo a otros es enriquecedor a nivel cognitivo y emocional. Compartir nuestras experiencias, ya sea las que se está haciendo en el momento o nuestra historia con alguien a quien le interesa es enriquecedor. Mantener una conversación interesante o reír tiene efectos positivos en nuestras emociones y pensamientos, así como en el sentirse parte integrante de un conjunto. Así una asociación que se dedique a reunirse y ver películas de cine, es un espacio donde se puede compartir la pasión por éste y los conocimientos, aprender, charlar animadamente, etc. Lo mismo pasa con cualquier asociación o grupo, donde la interacción con otros, compartir y disfrutar de esas interacciones proporciona un bienestar que generalmente ayudan a sentir menos la soledad en su carácter negativo de aislamiento.

  • Relacionarse para disfrutar de la soledad positiva

Disfrutar de las relaciones que nos hacen sentir bien es muy importante en varios niveles: el primero es el nivel social, necesario para las personas por su carácter asociativo. El segundo tiene que ver con el hecho de que las personas somos interesantes los unos para los otros, de allí a que los programas de cotilleo tengan tanto éxito: las personas nos llamamos la atención. A nivel cognitivo somos fuente de pensamientos: hablar con un antiguo amigo de recuerdos pasado agradables nos genera felicidad, recordar algún cumpleaños e ir a comprar algo pensando en esa persona nos motiva para darle una sorpresa de su agrado. Hay infinidad de acciones que se hacen en relación, con y para los demás.

Por último, tener una vida plena o rica en relaciones sociales que nos aporten bienestar generalmente es la mejor manera de combatir la soledad “negativa”, la soledad que se sufre, ya que todos nos podemos sentir solo en algún momento, pero si no hay interacciones positivas que contrabalanceen esta sensación, solo nos quedará la soledad.

Poema Mario Benedetti: “Soledades”

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